El infierno quema, bastante, pero un poco menos de lo esperado. Quizás tengan gran parte de culpa esos 40 grados a la sombra que derritieron ayer a más de uno en el barrio de Heliópolis. Porque lo habían (habíamos) pintado crudo, que lo es, pero se puede salir con trabajo, calidad y una demostración diaria de quién es quién en esta Liga, y a qué sitio quiere ir cada uno. Sobre todo si en tus filas tienes a un tal Sergio García, campeón de Europa, y si tu rival se apiada de ti en los momentos más difíciles. Sólo así se puede entender que este Betis se coloque líder a las primeras de cambio, cuando pocos lo pensaban. Eso sí, desde la jornada 1 se escucha en las gradas el "¡Lopera, vete ya!", aunque a decir verdad lo más importante de ayer fue ese grito de "¡Sergio, quédate!". Porque sin él, este Betis es menos Betis, y el ascenso, casi una quimera.

Y es que 90 días después de la hecatombe el conjunto verdiblanco no daba señales de haber cambiado mucho. Si acaso los nombres de algunos jugadores, porque esta vez ya no estaban los Oliveira, Mark González, Juanito o incluso el patriótico Emaná para echarle la bronca. Bueno sí, si hay alguna novedad en este infierno es que los equipos son de Segunda. Porque sólo así se puede comprender que el Betis no iniciara sus primeros minutos en el destierro con un marcador adverso. Carpintero, primero, y Arteaga después, ambos solos ante Goitia, perdieron la oportunidad de elevar un nerviosismo exagerado que se palpaba tanto en el césped como en la grada.

Pero es el Betis, y es Segunda. En dos arreones, uno magistral de Sergio García, el mejor futbolista de la categoría, el equipo de Tapia acabó con los pitos que ya se escuchaban por el Ruiz de Lopera. Pavone, de extremo, no encontró rival en los defensores del Córdoba y asistió a Juanma para que este sólo tuviera que engañar a Raúl Navas con su disparo. Dirán en Córdoba que ese resultado era injusto a todas luces, pero ese lema de quien perdona, lo paga, vale para todas las categorías. Y si no que le pregunten al gran Alcaraz cuando Javi Flores mandó el balón al poste a poco del descanso.

Lo que está claro es que el Betis deberá poner más de su parte para luchar por el ascenso, juegue quien juegue, salga quien salga. Ayer, Arzu se quedó en el banquillo y quizás fue una señal premonitoria de lo que pueda ocurrir antes de que finalice el plazo de fichajes. Tapia está tranquilo. Él sabe cómo dominar la nave para que el tiempo en el infierno dure lo menos posible, sobre todo si finalmente se queda con Sergio García.

Reacción.

La segunda parte fue otra cosa. El Betis dominó de cabo a rabo y demostró una preparación física espectacular, sobre todo Sunny, que ayer calló alguna que otra boca. El Córdoba ya se había ahogado en la orilla y sólo pudo contemplar cómo Caffa y Sergio García sentenciaban el partido. A Alcaraz le queda mucho trabajo por delante. A Tapia, también, pero si se queda el astro catalán el reto estará más cerca.