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viernes, 30 de julio de 2010

El Betis, cautivo y desarmado

LUIS CARLOS PERIS | ACTUALIZADO 30.07.2010 - 01:00


INCREDULIDAD, estupefacción, se agotan los calificativos para definir la situación del no sé por cuánto tiempo Real Betis Balompié. Con la que está cayendo sobre el maltratado club verde, blanco y verde, el mandarinato que dice que maneja los hilos de la entidad desconvoca una Junta General de Accionistas. Se pasan por el forro de sus caprichos la legalidad vigente y no sé qué tipo de explicaciones dará en su día Pepe León, el hombre que ha permitido con su firma que este estado de cosas se haya enquistado, incluso en desobediencia flagrante a lo ordenado por una jueza que deberá tomar nuevamente cartas en el asunto. 

Sé que a Oliver le molesta sobremanera que le tilden de testaferro, adjetivo que ya le he endosado en alguna ocasión, pero es que todo es un más de lo mismo y como los componentes de esa sociedad fantasmal llamada Bitton Sport continúan sin dar la cara, a ver ¿cómo quiere el navarro que se le catalogue? Lo de ayer fue tremendo, casi más tremendo que la última vez que otro prócer como Ángel Martín asistió a una de esas surrealistas reuniones y que propició la primera colisión mancomunada con Castaño y Rufino. Pero entre colisión y colisión, el Betis continúa a espaldas de los béticos y en unas manos que no dejan de parecer poco recomendables.

Precisa Oliver que todo lo que hace es por el bien del todavía Real Betis Balompié, porque no se pare la normalidad deportiva, porque el equipo no note el desgobierno, pero, digo yo que ¿qué tendrá que ver eso con la celebración de una junta general? Con la que está cayendo, y la que resta por caer, lo lógico es que los accionistas puedan opinar en el foro legal de una junta general. Pero no, resulta que el señor Oliver, ese okupa a juicio de un gran número de béticos, no lo considera así. Mejor el oscurantismo y que las cosas sean como en tiempos del innombrable, como si dicho sujeto siguiera mandando. A ver si es que todavía es quien maneja esta pobre barca...



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